Debo comenzar este post diciendo que no es solo para fanáticos del mundo motor, también es para los que disfrutan del diseño, por un lado mecánico y por otro arquitectónico.
Debería decir que es un conjunto, que se corona con un excelente restaurante para pasar una tarde bonita en Múnich.
Si solo tienes una visita de fin de semana, posiblemente me enfocaría en otros encantos de Múnich, que los hay a montones y a uno le cuesta decidir en donde invertir el tiempo, pero se puede combinar perfecto con una mañana de reuniones de trabajo, para luego ir al museo almorzar allí y luego un paseo viendo la rica historia de BMW por la tarde.
El edificio está repartido en la parte del museo que es la parte histórica, otra parte con los modelos actuales de la marca y el servicio al cliente para los clientes locales (los clientes de la región que adquieren un BMW pueden optar por retirarlo aquí mismo, ya que la fabrica de BMW está justo detrás del museo). Tanto en el sector de las motos como en el sector de los modelos actuales, se puede tocar y probar a todos los modelos exhibidos (sin dar arranque), salvo el Rolls Royce (BMW es dueña de la marca desde 1998) y al BMW i8.
El museo tiene tres sectores principales, motos, autos y los originales, en donde hay incluso motores de avión siendo este el negocio con el que arrancó BMW (de ahí su logo) y recorre en línea de tiempo por los modelos más icónicos de la marca. Es un museo muy fácil de recorrer porque está armado para seguir un único camino que recorre todas las salas y no es un museo tan grande como para uno salir cansado del lugar.
Su arquitectura invita a tomar fotografías a cada rato, para llegar al museo nosotros usamos el taxi, pero también se puede llegar en tranvía y en bus.
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